La terapia gestalt desarrolla su actividad en distintos ámbitos profesionales entre los que destacan la terapia individual y grupal:
Terapia individual
El paciente no viene a terapia a ser interpretado o a modificar su conducta mediante una serie de items a realizar sino que viene a «confrontar su neurosis», a darse cuenta de lo que hace y como lo hace, por eso ha de ser esencialmente activo y responsable. Va a aprender a descubrir y lograr sus objetivos y satisfacer sus necesidades a través de sus propios esfuerzos. La persona es tratada como una totalidad.
Un terapeuta gestáltico no interpreta ni condiciona, sino que acompaña. Es activo, atiende a la conducta y no a los mentalismos, al darse cuenta y no a especulaciones, al aquí y ahora en lugar del allá y entonces. Sus devoluciones entrañan un mínimo de equilibrio entre el apoyo y la frustración. Apoya lo sano y frustra las conductas neuróticas. Evita decirle al paciente lo que ha descubierto acerca de él, le enseña a observarse y a experimentar sus conductas prestando conciencia a las mismas, en lugar de decirle lo que ve. Como decía Pieget: Cada vez que le damos al niño una respuesta le quitamos la posibilidad de encontrar las suyas y de descubrir sus propios recursos. Y en cuanto a la tercera, el terapeuta trata de establecer una relación horizontal con el paciente, ambos trabajan juntos, aunque el foco está en el paciente porque esa es su tarea.
En lo que se refiere al proceso terapéutico, este nunca es un proceso terminado como tampoco lo es el ser humano, sino que la persona junto con el terapeuta aprende a desarrollar el darse cuenta que necesita para solucionar sus problemas de intercambio con el ambiente, que le permiten vivir una vida acorde a sus capacidades y necesidades. El criterio de éxito terapéutico no es la aceptación social, ni la cantidad de relaciones interpersonales, sino el aumento de su capacidad de darse cuenta y de un funcionamiento más eficiente. El foco del proceso terapéutico gira en torno a lo que el paciente hace, como lo hace y para que lo hace, solo así podrá producir cambios en su vida. Que sienta piense y actúe de una forma integrada y lo más armónicamente posible. Por último, el objetivo de la terapia es que la persona logre la mayor integración posible para su desarrollo. En palabras de Perls sería que la persona alcance la madurez y consiga pasar del apoyo ambiental al autoapoyo.
Ángeles Martín
Terapia grupal
En rigor la gestalt no es una terapia de grupo (tomado en su totalidad) sino una terapia en grupo, algo así como una terapia individual en un contexto colectivo, donde el terapeuta trabaja con un participante en el centro del grupo, bajo unas condiciones muy particulares de transparencia, compromiso y auto-revelación, que la hacen especialmente poderosa y eficaz, a la par que arriesgada y difícil. A este estilo tradicional gestáltico se le ha denominado «método del coro griego» (Ruth Cohn) porque se basa (además de las influencias del psicodrama de Moreno y de las terapias humanistas de Esalen) en el aprendizaje teatral que Perls recibió de Max Reinhardt en sus años de estudiante berlinés: el protagonista desarrolla su acción ante la presencia genuina del coro (grupo) que puntualiza, refleja, amplía, reacciona o simplemente observa con atención, haciendo a veces de espejo, a veces de polaridad, a veces de alter ego del protagonista, proporcionado siempre contraste y feedback. Algunos consideran pobre este concepto del grupo como comparsa, pero en realidad es una especie de cadena secuencial: el que trabaja en el centro afecta al que escucha, que pasará posteriormente a ocupar el centro, y así sucesivamente.
A partir de Perls los gestaltistas han desarrollado diversos abordajes grupales. Por ejemplo: -la síntesis o yuxtaposición de enfoques diferentes (movilizar con técnicas corporales e integrar con herramientas gestálticas, etc). -propuesta de experimentos (juegos, ejercicios…) grupales y posterior elaboración individual. -diagnóstico del momento o fase grupal según algún modelo teórico de referencia (E. Kepner, J. Zinker, I. Yalom, Bennis-Shepard…) para luego concienciar la situación a través de experiencias grupales o trabajos individuales. En realidad, antes o después, el grupo gestáltico acaba recurriendo a ese modelo tradicional perlsiano del coro griego, de forma que podemos afirmar que la mayor aportación y originalidad de la gestalt a la terapia grupal ha sido el trabajo individual en grupo, ese peculiar contagio de autenticidad que arrastra al centro a cada participante en su momento, plasmando de forma creativa aquel principio de la gestalt de que «el todo es más que la suma de las partes».
Paco Peñarrubia