Musicoterapia en Barcelona

Conoce la musicoterapia como intervención terapéutica. Talleres, sesiones individuales y grupales en la infancia, adolescencia, adultez y tercera edad.


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¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando tocamos un instrumento?

Acabo de ver este vídeo sobre la investigación llevada a cabo por los neurocientíficos para estudiar el funcionamiento del cerebro cuando se escucha y se toca música a través de un instrumento musical. Es un video realizado en un lenguaje comprensible para todos y, aunque no menciona a las investigaciones concretas a las cuales se refiere, me ha parecido un video explicativo de parte de la influencia que la música ejerce en nosotros, y que es la base del trabajo de la musicoterapia.

Tocar o interpretar mediante algún instrumento musical requiere un rápido procesamiento de información en secuencias complejas que involucra a casi todas las áreas del cerebro a la vez.

El vídeo lo podéis encontrar en TED-ed: https://www.youtube.com/watch?v=CZDIcx2GorI#action=share

En cualquier caso, para quien prefiera leerlo, incluyo el texto del contenido:

¿Sabías que cada vez que un músico toca un instrumento es como si hubiese fuegos artificiales en su cerebro? Aparentemente ellos están concentrados, leyendo la partitura y realizando los movimientos precisos que ésta requiere. Pero dentro de sus cerebros hay una fiesta. ¿Cómo sabemos esto? Bien, en las últimas décadas, los neurocientíficos han logrado enormes avances en el conocimiento de cómo funciona nuestro cerebro, monitorizándolo en tiempo real, con instrumentos como la Imagen por Resonancia Magnética Funcional y escáners PET. Cuando se somete a las personas a estas pruebas hacen tareas como leer o resolver ejercicios matemáticos. Cada una se corresponde con áreas diferentes del cerebro, cuya actividad puede ser observada.

Cuando los investigadores hicieron que los participantes escucharan música, se produjeron fuegos artificiales. Múltiples áreas del cerebro se pusieron a funcionar a la vez para procesar el sonido y entender elementos como la melodía y el ritmo. Y entonces, lo unifican para crear una única experiencia musical. Y nuestro cerebro hace todo esto en la fracción de segundo que va desde que oímos la música hasta que nuestros pies comienzan a dar golpecitos.

Pero cuando los científicos pasaron de ver el cerebro de los que oían música al de los músicos, los fuegos artificiales se transformaron en una celebración. Resulta que cuando se escucha música, el cerebro se involucra en algunas actividades interesantes. Tocando música, el cerebro es como si hiciese un trabajo con todo el cuerpo. Los neurocientíficos vieron múltiples áreas del cerebro encendidas. Procesando simultáneamente y de forma asombrosamente rápida, informaciones en secuencias complejas e interrelacionadas.

Pero, ¿qué tiene tocar música que hace que el cerebro se ilumine? La investigación es bastante nueva, pero los científicos ya saben bastante. Tocar un instrumento involucra a casi todas las áreas del cerebro a la vez. Especialmente los córtex visual, auditivo y motor. Y como casi en todo ejercicio, la disciplina en la práctica estructurada de tocar música fortalece las funciones del cerebro, lo que nos permite aplicar esa fuerza en otras actividades.

La diferencia principal entre escuchar música y tocarla, es que esta última implica buenas habilidades motoras para controlar los dos hemisferios del cerebro. También se combinan la precisión lingüística y matemática, en la que el hemisferio izquierdo está más desarrollado, con el contenido creativo y nuevo que el hemisferio derecho genera. Por esta razón, tocar música aumenta el volumen y la actividad del cuerpo calloso del cerebro, el puente entre los dos hemisferios, permitiendo que los mensajes se muevan por el cerebro más rápido y por más rutas. Esto permite a los músicos resolver problemas de forma más rápida y creativa. Utilizando herramientas académicas y sociales.

Debido a que tocar música implica crear y comprender su contenido emocional y un mensaje, los músicos a menudo tienen un nivel más alto de la función ejecutiva, una categoría de tareas interrelacionadas que incluye la planificación, creación de estrategias y atención a los detalles. Esta habilidad también tiene un impacto en cómo funciona nuestro sistema de memoria. Y de hecho, los músicos tienen mejor memoria. Creando, registrando y recuperando recuerdos de forma rápida y eficiente. Los estudios encontraron que los músicos parecen tener el cerebro conectado a múltiples etiquetas de memoria, una etiqueta conceptual, una emocional, una de audio, una contextual, como un buen motor de búsqueda en Internet.

Entonces, ¿cómo sabemos que todos estos beneficios son únicos en los músicos a diferencia de los deportes o la pintura? ¿O puede ser que estos músicos ya fueran más listos desde el principio? Los neurocientíficos han explorado estos asuntos, pero, hasta el momento, han encontrado que los aspectos artísticos y estéticos de aprender a tocar un instrumento son diferentes de los de cualquier otra actividad de estudio, incluyendo otras artes. En varios participantes elegidos al azar, que al empezar mostraban los mismo niveles en las funciones cognitivas y en neuroprocesos, se encontró que aquellos que fueron sometidos a aprendizajes de música, mostraron mejoras en múltiples áreas del cerebro, en comparación con los demás.

Esta reciente investigación sobre los beneficios mentales de aprender a tocar música, ha supuesto un avance en la comprensión de la función mental, revelando los ritmos internos y la compleja interacción que crean la increíble orquesta de nuestro cerebro.

 


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La dirección de orquesta y el liderazgo

En este fantástico vídeo podréis escuchar a Itay Talgram analizando los diferentes estilos de dirección de orquesta de los mejores directores del mundo (Ricardo Mutti, Claudio Abbado, Leonard Berstein, etc), como ejemplo de las diferentes formas de liderazgo.

Un vídeo interesante a la vez que ameno y divertido.

Que lo disfrutéis!


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V Congreso de Musicoterapia (Barcelona, 2014)

V Congreso Musicoterapia

El fin de semana del 17 al 19 de octubre de 2014 tendrá lugar el V Congreso de Musicoterapia en Barcelona. Tiene como lema «Orquestando la musicoterapia: Identidad, Cohesión e Integración» y la sede del mismo será la Escola Superior de Música de Barcelona (Esmuc).

Tengo el privilegio de participar en el congreso el día 18 de octubre a las 17:50 horas con la presentación “INTERVENCIÓN MUSICOTERAPÉUTICA EN PERSONAS CON FIBROMIALGIA”. Esta presentación se basa en mi experiencia musicoterapéutica en el tratamiento de las personas con fibromialgia. 

Toda la información sobre el programa se puede consultar en la página web.


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La voz como expresión de la persona

La fuente de sonido más antigua y más natural con la cual puede hacerse música es la voz humana. La voz humana en sus diversas formas es el producto de las necesidades sociales y emocionales. A través de nuestra voz, emitimos un mensaje a través de nuestro complejo sistema lingüístico.

En cada cultura a través de la historia, los seres humanos han usado la voz y el canto para sanar sus cuerpos y espíritus. Cantar es terapéutico, saludable y nos pone en contacto con la vibración del propio cuerpo, produciendo una sensación satisfactoria y modificando positivamente el estado de ánimo.

Podemos utilizar de forma terapéutica las frecuencias de la voz en el cuerpo físico y mental de la persona, con la intención de volverlos al estado natural de salud y armonía del individuo. El canto reduce los pensamientos relacionados con sentimientos de angustia, temor y tristeza. La voz sale de nuestro cuerpo llevando la energía que queremos intencionadamente sacar afuera.

Cantar es un medio de interactuar, de dar y de tomar. Cantando incluimos todos estos objetivos en solo un cuerpo. Nos conectamos con nuestro entorno y aprendemos como evitar el estrés. Aquellos que son capaces de ayudarse a sí mismos cantando, despertando la energía interior, consiguen el nivel más alto de autoestima.

Por otro lado, el canto se utiliza como una herramienta muy eficaz para tratar a personas con problemas de elocución y tartamudeo. A veces es mucho más fácil cantar que decir un contenido de lenguaje. Igualmente, el aprendizaje de los patrones rítmicos ayuda en el procedimiento de establecimiento de las estructuras rítmicas del lenguaje.

A través de nuestra voz podemos:

  • Disminuir el dolor físico y emocional.
  • Traer alegría a la vida.
  • Aumentar el nivel de energía.
  • Recuperar la confianza en uno mismo.
  • Encontrar la paz interior dentro de uno mismo.
  • Liberarse de las obstrucciones emocionales.

¿Cómo puede ayudarnos el sonido de nuestra voz?

La voz humana es el primer instrumento musical y nuestro instrumento más poderoso para trasmutar el dolor y el sufrimiento en bienestar. Utilizando nuestra voz somos capaces de producir cambios en la conciencia. Los sonidos y vibraciones tienen la propiedad de modificar y cambiar  las ondas cerebrales y dependiendo de las ondas cerebrales, estamos más receptivos a la auto-curación. También puede modificar el ritmo de nuestra respiración, hacerla más profunda, reducir el número de latidos de nuestro corazón, recargar nuestro sistema energético, calmar la mente, el cuerpo y las emociones, lo que influye positivamente en el sistema inmunitario.

Diferentes técnicas vocales terapéuticas:

  • Ejercicios corporales (preparación del cuerpo y del aparato fonador) y emisión de los sonidos para acompañar ciertos movimientos.
  • Juegos vocales (imitación de sonidos: los pájaros cantan, ruido de los caballos, viento, etc.)
  • Cantar una canción en grupo.
  • Improvisación vocal (con instrumentos o acapella).

Todas estas actividades, por lo general, se realizan grupalmente para que todos puedan participar sin sentirse incómodos. El desarrollo de la autoestima es un procedimiento cuyo objetivo conseguimos progresivamente. Una vez que la persona descubra su propia voz y deje que salga sin restricciones, sentirá equilibrio físico y emocional. Por otro lado, cantando en grupo desarrollamos nuestras habilidades sociales, aprendemos una forma de interacción social, de cómo comunicar con los demás.